Lo primero que hay que hacer es no tenerle miedo a esa tabla mágica, llamada <<Oui-ja>>. Solo una mente retorcida es capaz de aterrorizarse ante la visión de un cuchillo de cocina. Pero cuando se tienen las manos limpias y las intenciones elevadas no hay absolutamente nada que temer. Por supuesto, practicar el "juego" de la <<Oui-ja>> no es tan sencillo como pudiera parecer a primera vista, o es <<sencillo>> de una forma muy particular. No basta con que los participantes coloquen sus respectivos índices sobre la plancha o en su defecto el vaso y esperen a que este se mueva. Es preciso que se den cita unas cuantas condiciones básicas que enunciaré a continuación:
* El número ideal de participantes es de 3 a 6. Con más participantes se tiende a la dispersión psíquica, y con menos no suele generarse la <<fuerza>> suficiente para que la plancha o el vaso se mueva hacia las letras o los números con cierta <<autonomia>>.
* Es indispensable que los participantes se encuentren lo más relajados que sea posible. Relajados, no distendidos completamente. La atonía generada por el uso de hachish -un ejemplo- o la euforia que produce el alcohol son desaconsejables y pueden dar lugar a incoherencia en las respuestas, o, peor aún, a resultados desagradables.
* Desechadas las tensiones, hay que desechar también los miedos, las fobias e incluso las filias excesivas hacia los <<espíritus>>. Se aconseja a quien quiera experimentar que se acerque a la mesa con la actitud de quien va a una sala cinematográfica desconociendo el argumento, el título y hasta los actores de la película que se va a proyectar. Uno no sabe de que va a ir la cosa, y, por tanto, no guarda prejuicio alguno. Y uno sabe, además que en las salas cinematográficas no suelen comerse a los espectadores crudos. En el peor de los casos, puede suceder que el espectador soporte un desencanto sin mayores consecuencias.
* ¿ Cómo evitar los desencantos de la <<Ouja-ja>>? Ante todo eligiendo bién a los compañeros de "juego". El ser humano es una caja de resonancia del universo, pero el universo es también un receptor de las buenas o malas vibraciones de los hombres. Evita sentar a la mesa a las peronas ansiosas, excesivamente deprimidas, neuróticamente incrédulas o fanáticamente crédulas en los <<espíritus>>. Es interesante que los reunidos tengan entre sí algún tipo de afinidad, de armonía y que se conozcan mínimamente. Por último: si en la mesa misma o cerca de ella hay algún niño, téngase la certeza de que la garantía de éxito está asegurada.
* Los <<espíritus>> (siempre entre comillas) pueden acudir a la mesa a cualquier hora del día o de la noche, en invierno y en verano, haga frío o calor. Sin embargo, está comprobado que los primeros momentos de la mañana o los últimos de la tarde son bastante favorables y que la media noche es óptima. Estamos en un mundo de vibraciones y, al igual que ocurre con las hondas hertzianas, las horas de mayor luminosidad crean <<interferencias>>.
* Atención a las fases de la luna. Las comunicaciones más claras, inspiradas y emocionantes (también a veces las más sugestivasy, en ocasiones, las más peligrosas) suelen coincidir cuando la luna llena brilla con todo su esplendor. Si se trata de "jugar" a la <<Oui-ja>> sistemática y sucesivamente, lo mejor es adecuar el ritmo de las sesiones al movimiento creciente de luna.
* El campo, especialmente la montaña y de modo particular la orilla del mar si se trata de un rincón apartado, son los mejores lugares para establecer este tipo de comunicaciones. Psíquicamente, la ciudad no es buena para nada, y para esto tampoco. De todas formas, si no le queda más remedio que experimentar en una gran urbe, lo mejor es hacerlo en una zona tranquila y silenciosa hasta donde sea posible, y si es en un ático, mejor.
* Buenas vibraciones equivalen a buenas comunicaciones. Como todo en este mundo, lo semejante atrae a lo semejante. Si estas de buén ánimo, si te sientes cordial, receptivo y dispuesto a comunicar una cierta dosis de calor humano a todo cuanto te rodee, no dudes que la sesión de <<Oui-ja>> constituirá un éxito tan completo como provechoso.
* No te desanimes si las primeras sesiones no son todo lo satisfactorias que se espera. Se requiere un cierto entrenamiento, que da la práctica, un poco de paciencia y algo de tenacidad. No prolongue nunca las sesiones cuando aparezcan los primeros síntomas de fatiga nerviosa. Con la práctica, comprobará que el vaso o la plancha van desanquilosándose por sí solos y no tardarán en moverse con sorprendente soltura. Pero no <<empuje>> a los acontecimientos ni fuerce las circunstancias. La fluidez es algo que nace con toda espontaneidad si no se le oponen obstáculos. Imagínate que la mesa es una pista de hielo...
* Así como desaconsejo los euforizantes fuertes (alcohol o drogas), acosejo los estimulantes suaves. Una taza de café o, mejor aún, de té, es excelente antes de cada sesión. El ejercicio físico moderado -bailar, por ejemplo- también es bueno como aperitivo.
* Evita la luz fuerte cerca de la mesa, pero no te rodees de oscuridades tenebrosas. La habitación donde se realize la experiencia debe ser agradable y acogedora. Ponga, si puede, flores frescas en algún rincón. Enciende unos palillos de buén incienso. Que entre aire fresco en la estancia, a ser posible.
* Borra de tu mente cualquier idea fúnebre o negativa. Tu no vas a participar en un entierro, sino en una fiesta.
* Antes de comenzar la sesión es bueno que los participantes formen sobre la mesa un círculo con las manos entrelazadas y entonen un <<mantra>>, o simplemente una canción suave. Eso ayudará al relajamiento general y a crear una buena armonía vibratoria.
* No pongas sobre el círculo de la mesa ningun objeto extraño, a no ser que se trate de <<evocar>> a alguna entidad relacionada con dicho obtjeto. En ese caso, el objeto en cuestión será colocado fuera del área donde deba moverse el vaso o la plancha.
* Aunque la presencia de un director ( si se prefiere este término, un médium ) es necesaria para formular las preguntas pertinentes, la acción de este sujeto no debe ser imperativa en ningún caso. La acción debe desarroyarse por si sola, y ningún participante debe mostrarse autoritario en ningúna forma.
* Es bueno que alguien, que no participe directamente, vaya tomando apuntes de las preguntas y respuestas. Estos apuntes serán de suma utilidad para sesiones posteriores, caso de que vuelva a presentarse el mismo <<comunicante>>. Así se evitarán reiteraciones en las preguntas y se logrará ( con buena suerte ) una cierta coherencia y continuidad.
* Aunque nadie puede decir a ciencia cierta qué cosa sea lo que se manifiesta <<inteligentemente>> en la mesa (espíritus más o menos desencarnados, fuerzas del subconsciente o vete tú a saber), la práctica aconseja que el médium se diriga a estas fuerzas como si se tratase de viajeros desconocidos, es decir, como personas: con corrección, amabilidad, buenas maneras y -por qué no decirlo- con el suficiente respeto.
* No formules preguntas transcendentales, demasiado abstractas o esas cuestiones que se consideran de suma importancia para la humanidad. Plantea, por el contrario, preguntas que puedan ser útiles a tus circunstancias humanas personales.
* El silencio absoluto ha de ser forma a seguir en todo momento. Salvo, naturalmente, cuándo el médium formule las preguntas.
* El sexo femenino, en general, suele ser más sensible que el masculino. Y esta es la razón por la cual, de haber mujeres en la reunión, debe pedírsele a una de ellas que haga las veces de médium. Si la elección ha sido acertada, debe conservársela en su puesto en las sesiones posteriores.
* Suele ocurrir, sobre todo en las primeras sesiones, que alguien haga comentarios inoportunos, se ría por lo bajo y cometa cualquier otra inconveniencia más o menos conscientemente; hay que separarlo del "juego". Lo sepa o no, su actitud es consecuencia de un deseo de <<bombardear>> la posibilidad de comunicación.
* Esto no quiere decir que haya que celebrar las sesiones de acuerdo con algún rito determinado o adoptando la severa actitud de quién asiste a un oficio religioso. Esto nace del temor y como ya he dicho, no hay que tener temor alguno al acercarse al <<Oui-ja>>. Por el contrario, uno debe sentirse en posesión de toda su voluntad. Pero si el silencio o una cierta clase de compostura se pierden, lo más probable es que el <<ente>> a quién se ha convocado desaparezca del escenario, tal vez definitivamente. Y, desde luego, parece no gustarles en absoluto que se les tome en broma.
* Pero hay que insistir una vez más, no les tengamos miedo. ¿Quién puede temer a un amigo, al que sabemos afín a nosotros, aunque sea la primera vez que lo <<veamos>>?
* Una cuestión a tener en cuenta para evitar sorpresas desagradables es la muy simple de preguntar, antes que cualquier cosa, si el <<ser>> que se va a acercar a nuestra reunión es de naturaleza <<buena>> o <<mala>>. En la mayoria de los casos se obtendrá la primera respuesta. Pero si se produce la segunda, lo más sensato es cesar de inmediato en el "juego" para intentarlo de nuevo, si se desea, al cabo de unas horas. O puede dejarse para la próxima reunión.
* Es bastante improbable, pero también puede ocurrir que la segunda respuesta siga apareciendo en las reuniones sucesivas. Quiere decirse entonces que alguien del grupo no es la persona óptima para realizar la comunicación.
* Debe presionarse la plancha -o en su caso, el vaso- suavemente con el índice, formando todos los dedos índices un círculo.
* Si hubiera que resumir en una sola norma todas las anteriormente reseñadas, esa norma sería: tranquilidad. Un ambiente sosegado, donde reine un estado de ánimo de calma incluso voluptuosa, no sólo es excelente para que lleguen a recibirse mensajes oportunos, claros y positivos. Es, también, el mejor <<salvoconducto>> para sortear toda clase de peligros en este mundo de sombras.
* Finalmente, una sencilla norma de carácter práctico. Ten la precaución de embadurnar ligeramente el tablero, antes de cada sesión, con una pequeña cantidad de polvos de talco. De este modo el vaso o la plancha podrán deslizarse con toda suavidad.